He conseguido recuperar un texto, escrito hace ya 3 meses, que por sencillo y directo no podía dejar en el tintero:
La grandiosidad humana, el desparpacho, el desperdicio de vidas,de materia, de grasa, de risas falsas y de tiempo.
Bangkok, medianoche entre el dia 2 y el 3 d abril :
El vuelo de British Airways con destino Londres tiene overbucking, sed de dinero, no se conforman con llenar el avión….quieren más, y más y más.
He tenido la suerte de ser transladado a primera clase, no a la clase bussines,, sino a first class, en un Boeing 747-400 familiarmente conocido como Jumbo.
Estoy en la segunda planta de este mastodóntico avión. Esa
planta a la que nunca había podido acceder, esas escaleras que no sabes a donde
llevan.
Ahora estoy cómodamente sentado en mi macro butaca, con
espacio de sobra entre una persona y otra, mientras en el piso de abajo los
turistas-vaca faltos de espacio empiezan a repartir los primeros sudores.
Pasar del paisaje campechano del mundo rural vietnamita a
estos asientos en solo 6 horas es un cambio demasiado fuerte y me siento
afortunado de poder experimentarlo ya que o por pobre o por rico no se suele
estar en los dos sitios el mismo día.
Me siento orgulloso de la casa algo sucia donde viví 6 meses, de
las ratas con las que me asustaba y me divertía al mismo tiempo. De mi moto
rompiéndose a poquitos. De los paisanos masticando con la boca abierta, de las
mujeres con pijamas rosas. Siento la felicidad y siento el vacío de este lujoso
pasillo. Sólo huele a plástico y a sonrisa superficial.
Los azafatos sonríen el doble pero me roban la mitad de
sonrisas, llega un punto donde la adulación empieza a molestar.
Mi compañera de rasgos japoneses de al lado del pasillo,
cuya butaca tengo literamente enfrente ( perfecto para parejas pero incomodo
para desconocidos ), suspira cansada. Intento adivinar si a ella también le han
cambiado, si es una turista económica o una mujer de primera clase. Nuestras
caras se encuentran tan cerca que evitamos las miradas ya que un cruce de ojos
podría ser demasiado intenso.
El colofón ha sido mis compañeros humildes que también han
sido bendecidos por British Airways con la First Class.
Ha empezado uno, poniéndose de pie y sacando una foto a su
mujer, los demás se han visto arropados y han empezado a comentar entre ellos
lo felices que están por poder sentarse donde se sientan los ricos…..saben el
qué, allá ellos con sus delirios de grandeza. La grandeza solo se puede
encontrar dentro de cada uno. Entonces cerré el portátil, cerré los ojos y me
pusé a volar entre recuerdos y campos eternos de arroz y campesinos :