lunes, 14 de noviembre de 2011

Un mundo rural, una paz universal.



El pasado fin de semana, los voluntarios de la asociacion Volunteers for Peace Vietnam fuimos invitados por el gobierno de la provincia de Thai Nguyen a la ceremonia de inauguración del primer festival internacional del Té.


Esta provincia es la principal productora de té en Vietnam, su intención es aumentar la calidad y la cantidad de las exportaciones y crear una marca fuerte que pueda competir con las de las tradicionales potencias como China, India, Malasia o Japón.



A pesar de las grandes ceremonias y banquetes a los que fuimos invitados, si he de quedarme con un momento de este viaje es sin duda la visita a las plantaciones tradicionales de té, un paisaje idílico rodeado de cultivos de té, arroz y diferentes cereales, donde la máquina del tiempo perdió su rumbo y dejo este lugar anclado por siempre en el pasado.


La paz, el silencio y el aroma verde me inundaron de una paz exquisita. La sencillez y la amabilidad de este pueblo es algo inalcanzable para almas corrompidas como la mía, que necesitan devorar placeres materiales para poder alcanzar una tranquilidad que para ellos es cotidiana y duradera.


Hemos de aprender de la sencillez de tiempos pasados, de la sabiduría del campesino, de su bondad y hospitalidad desconectadas de cualquier intención oculta.
 Debemos de ser pacientes, igual que al beber una taza de té; pacientes para no quemarnos, dejar el té enfriarse y degustar cada sorbo. Encontrando en su sabor siempre similar, diferentes sensaciones.
 Debemos trasladar esta armonía a la vida diaria , nadie nos va a enseñar a ser pacientes, humildes y sencillos, a saber contentarnos con pequeños placeres, hallando de esta manera la mejor forma de disfrutar de nuestras vidas y conseguir ser felices.






Creo que esa, y no la otra es la verdadera felicidad y bienestar que nos espera, en el fondo de cualquier tazita de té.


Fd : Jota.

miércoles, 2 de noviembre de 2011

Cafés, tumbas y sonrisas.

Dícenlo o lo digo yo que el explorador sigue enfrentándose a situaciones para-anormales aun en el siglo XXI y en los albores del cambio de ciclo augurado por los astrólogos mayas (Según Hollywood un fin del mundo con un montón de explosiones )

Resultese que un domingo de viaje en moto hacia Ba Vi National Park (véase anterior entrada ) mi compañero Alessio y yo andábamos un poco perdidos sobre dónde era el siguiente desvío y a falta de señalizaciones en la carretera, en Vietnam no están de moda,decidimos parar a tomar un café y preguntarle a los nativos del lugar.
Lago en las faldas de Ba Vi Mountain
Tras aparcar anduvimos unos cuantos metros, pasando tiendas y más tiendas dónde no quedaba muy claro el producto a vender por el tendero, en la siguiente manzana vimos a una venerable anciana sentada en una bonita mesa de marmol y sobre esta mesa varios tipos de refrescos (menú-bodegón podriamos llamarlo, decorativo y directo) y café, asi que nos acercamos y pedimos 2 cafés.
La anciana, cuya estaba inclinada exactamente 90 grados, hirvió agua y en dos tazitas nos sirvio el agua y despues el cafe mas moderno : Nescafé 3 en 1 (cafe soluble, azucar y leche en polvo) 
todo en una pequeña bolsita.


Tras saborear el cafe, rico, nos dimos cuenta donde habiamos ido a parar y el porqué de una gran mesa de marmol dónde lo normal suelen ser pequeños banquitos de plástico : una hilera de tumbas de no más de medio metro ( usadas tras la incineración del cuerpo) se apilaban junto a nosotros, así que era una cafetería- funeraria , curioso, podrían llamarla ''ultimos caprichos''.
Mientras hablabamos tranquilamente con la señora y sus dos hijas, ellas en vietnamita y nosotros en Ingles,    (a ninguno nos molestaba la inutilidad de la conversacion ) una señora dobló la esquina y se planto ante nosotros los extranjeros, y nos extendió un billete de 50.000 VND ( Vietnamese New Dong ) cuando lo cogimos nos hizo un gesto de veneración con las manos unidas y desapareció por la misma esquina.
Nuestras anfitrionas nos urgieron a aceptarlo, nosotros totalmente atónitos, buscando la cámara oculta. Al final con gestos nos explicaron que debia de estar tocada de la cabeza, y bueno, a quién le amarga un dulce?


No fué exactamente un dulce, pero con esta propina pagamos los cafes, nos comimos dos bocadillos cada uno, y obtuvimos la dirección correcta para llegar al fin a la Gran Montaña Ba Vi. Olé.


Intimidado por la grandiosidad de la montaña