miércoles, 2 de noviembre de 2011

Cafés, tumbas y sonrisas.

Dícenlo o lo digo yo que el explorador sigue enfrentándose a situaciones para-anormales aun en el siglo XXI y en los albores del cambio de ciclo augurado por los astrólogos mayas (Según Hollywood un fin del mundo con un montón de explosiones )

Resultese que un domingo de viaje en moto hacia Ba Vi National Park (véase anterior entrada ) mi compañero Alessio y yo andábamos un poco perdidos sobre dónde era el siguiente desvío y a falta de señalizaciones en la carretera, en Vietnam no están de moda,decidimos parar a tomar un café y preguntarle a los nativos del lugar.
Lago en las faldas de Ba Vi Mountain
Tras aparcar anduvimos unos cuantos metros, pasando tiendas y más tiendas dónde no quedaba muy claro el producto a vender por el tendero, en la siguiente manzana vimos a una venerable anciana sentada en una bonita mesa de marmol y sobre esta mesa varios tipos de refrescos (menú-bodegón podriamos llamarlo, decorativo y directo) y café, asi que nos acercamos y pedimos 2 cafés.
La anciana, cuya estaba inclinada exactamente 90 grados, hirvió agua y en dos tazitas nos sirvio el agua y despues el cafe mas moderno : Nescafé 3 en 1 (cafe soluble, azucar y leche en polvo) 
todo en una pequeña bolsita.


Tras saborear el cafe, rico, nos dimos cuenta donde habiamos ido a parar y el porqué de una gran mesa de marmol dónde lo normal suelen ser pequeños banquitos de plástico : una hilera de tumbas de no más de medio metro ( usadas tras la incineración del cuerpo) se apilaban junto a nosotros, así que era una cafetería- funeraria , curioso, podrían llamarla ''ultimos caprichos''.
Mientras hablabamos tranquilamente con la señora y sus dos hijas, ellas en vietnamita y nosotros en Ingles,    (a ninguno nos molestaba la inutilidad de la conversacion ) una señora dobló la esquina y se planto ante nosotros los extranjeros, y nos extendió un billete de 50.000 VND ( Vietnamese New Dong ) cuando lo cogimos nos hizo un gesto de veneración con las manos unidas y desapareció por la misma esquina.
Nuestras anfitrionas nos urgieron a aceptarlo, nosotros totalmente atónitos, buscando la cámara oculta. Al final con gestos nos explicaron que debia de estar tocada de la cabeza, y bueno, a quién le amarga un dulce?


No fué exactamente un dulce, pero con esta propina pagamos los cafes, nos comimos dos bocadillos cada uno, y obtuvimos la dirección correcta para llegar al fin a la Gran Montaña Ba Vi. Olé.


Intimidado por la grandiosidad de la montaña



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